Les invito a descubrir un estudio bibliográfico del Comité Científico del Dr. Claude Lagarde sobre el interés principal del zinc en las infecciones virales.

Numerosos estudios demuestran la acción benéfica del zinc, sobre la inmunidad en general.

Uno de los signos vistos con frecuencia en las deficiencias de zinc es la pérdida del olfato y el gusto. Es concebible que sea igual en algunos pacientes con subcarencia.
La concentración de zinc, cuyo consumo se dispara para luchar contra la infección, disminuye rápidamente con la aparición de los trastornos.
El fenómeno sería aún más temprano en las personas con niveles de zinc deficientes, como se da en la mayoría de los diabéticos e hipertensos.

Nuestro consejo nutricional además de una dieta equilibrada:
Una solución de oligoelementos rica en zinc que proporciona el 50% del VRN (Valor de Referencia de Nutrientes) es decir, 5 mg de zinc que deben tomarse 1 ó 2 veces al día según sea necesario, en medio vaso de agua (mantener en la boca por 2 minutos antes de tragar).

La masa atómica del zinc es 65.4, y esto permite un aporte de 6×1023 átomos de zinc ionizados, de acuerdo con la constante de Avogadro. Por tanto, 5 mg corresponden a entre 100,000 y 1,000,000 de iones de zinc por célula de nuestro cuerpo.

La forma líquida es la más biodisponible, a tomar fuera de las comidas. Las sales de zinc en cápsulas también son útiles, pero a veces su absorción es deficiente si es durante la comida y hay presencia de quelantes. Los comprimidos suelen estar cargados de adyuvantes. Por otra parte, existen diferentes sales de zinc, y cabe recordar que es interesante priorizar las formas menos acidificantes, tal y como el gluconato, con el fin de evitar una pérdida de minerales esenciales.